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6 de febrero de 2013

La Semana Santa

LA SEMANA SANTA DE UN FOTÓGRAFO

La Semana Santa tiene muchos ángulos desde los que podemos vivirla u observarla, según el grado de participación de cada uno:
En primer lugar tenemos el original, es decir, el religioso. Se trata de la semana mayor de la religión cristiana. En ella se celebra que Cristo, el Dios encarnado, como dice el Credo: padeció en tiempos de Poncio Pilatos, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos y al tercer día resucitó de entre los muertos.  Es el mensaje central de la fe cristiana. Que  Cristo murió por nosotros y nos trajo la esperanza de la resurrección.
Otro ángulo, también religioso, pero menos oficial, es el del mundo cofrade. En él las personas sencillas expresan su devoción por sus “cristos” y sus vírgenes y se desviven por ellos.
También está la perspectiva artística. En muchas ciudades estos días se tiene la oportunidad de ver pasar delante de ti a auténticos museos por la calle. Maravillas del arte barroco. O verdaderas joyas de la orfebrería, el bordado, la madera o el adorno floral. Acompañados de hermosas composiciones musicales.




No debemos olvidar otros aspectos, igual de importantes y legítimos. Es un tiempo de ocio, de descanso, de hacer turismo y conocer otras ciudades,  pueblos y costumbres. Y por supuesto el económico, tan fundamental en estos momentos de crisis.
Además de todas estas miradas distintas de la Semana Santa yo os voy a presentar la mía. Yo vivo estos días como fotógrafo.  Yo soy fotógrafo, así lo siento. Es mi mayor afición. Dentro de las distintas temáticas de la fotografía, en la que encuentro mayor inspiración, es la fotografía cofrade. Es mi semana grande.
 Como os he comentado antes la Semana Santa es muy compleja. A través de mis fotos intento captar esa variedad de aspectos. Busco el mejor ángulo, el encuadre perfecto, la luz precisa, el instante único que puedan captar ese momento o vivencia irrepetible. Nos es nada fácil, tampoco soy un experto. Además no se trata de fotografiar un modelo atento a tus órdenes, en un estudio con la luz preparada sin ningún hueco para la improvisación. Es todo lo contrario. Se trata de fotografiar unas imágenes en movimiento, con una luz cambiante, una meteorología caprichosa, con la gente abarrotando las calles, con otros compañeros intentando, igualmente, conseguir su mejor fotografía. Siempre te quedan las dudas, los arrepentimientos: debería a ver traído el otro objetivo, ¡qué lástima no tener aquí el trípode!,  si hubiera elegido el otro ángulo…  Tienes que elegir y no siempre se acierta.
A pesar de lo que he señalado antes, muchos de los amantes de la fotografía cofrade somos compañeros, incluso amigos. Intercambiamos experiencias, imágenes, materiales… Algunos sólo nos encontramos de año en año en esta semana y es un feliz reencuentro.
A mí no sólo me interesa sacar a las imágenes de devoción. No se trata de hacer estampas.  Me gusta sacar aquellos detalles únicos y lograr atrapar esos sentimientos y pasiones tan personales. En mis fotos hay personas: penitentes, costaleros, hermanas de mantilla, músicos, niños, público… También hay objetos, reflejos, sombras, primeros planos. En todas ellas quiero reflejar mi pasión, la que yo vivo, la que yo siento en muchos casos a través de la pasión, la vivencia y el sentimiento de otros.







 soy una persona apasionada. Y por apasionado quiero decir que me gusta esta semana de pasión, donde pasan los pasos, pasan las gentes, pero es difícil pasar de ella sin que te pase nada.
Por ello os invito a que salgáis a la calle y disfrutéis de la primavera de sus olores, de sus sabores, de sus sones y de sus colores. Que os acerquéis a la Plaza Niña a ver a las hermandades en ese espacio único,  que veáis salir al Cristo de la Sangre de su iglesia de San Sebastián, que saboreéis el silencio del Calvario, la bulla de la subida de la cuesta de Tres Caídas o de la Victoria en el Barrio Obrero, la petalada a la Esperanza en el Hotel Tartesos, al Cautivo en el paseo Santa Fe, a la Buena Muerte pasando por el Gran Teatro, las saetas al Nazareno y tantos otros sitios.  Visitad los pueblos con sus maravillas desconocidas y sus tradiciones centenarias. Y no os cortéis si se os ponen los vellos de punta o se os escapa alguna lágrima. La vida hay que vivirla.




Prohibida la reproducción total o parcial de las fotografías de esta Pagina sin el consentimiento del autor. Autor: José Manuel Pérez Álvarez

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